Alemania es siempre Alemania. Da igual que juegue bien o mal, normalmente termina ganando. Ayer el rival de turno era Turquía y un par de destellos de Özil y Klose fueron suficientes para que se llevaran la victoria. Nueve puntos en tres partidos y diez goles a favor. Casi nada.
Y eso que el partido comenzó muy lento. Hiddink planteó un centro del campo muy rocoso, con Emre, Sahim y Mehmet Aurelio formando el trivote. Sin embargo, este último se lesionó en el minuto 24 y la contundencia de la medular turca prácticamente desapareció. Eso lo aprovechó a la perfección Özil , que sin hacer un partido maravilloso llevó la batuta de su equipo, secundado por un Khedira que anoche no ofreció su mejor versión.
Así pasaban los minutos. Apenas había ocasiones hasta que poco antes del descanso un balón colgado de Lahm se convirtió en el primer tanto germano. Müller remató de cabeza acrobáticamente, Demirel despejó y, tras dar el balón en el larguero y en el poste, apareció Klose para no faltar a su cita con el gol. Este chico merece un estudio aparte. Ha jugado 104 encuentros con su selección y lleva la friolera de 57 goles (contando con los dos de ayer). Una media de un tanto cada dos partidos...
En la segunda mitad Turquía arrancó algo más ofensiva, buscando el empate. Y a punto estuvo de conseguirlo si Hamil Altintop no hubiera fallado un mano a mano con el portero Neuer. Parecía que el guión podría cambiar, pero la contundencia alemana volvió a aparecer. En un fallo defensivo de la zaga otomana, Lahm robó en el centro del campo y asistió a Özil , que con mucha tranquilidad batió a Demirel. Apenas lo celebró, por respeto a sus raíces otomanas.
Mal despeje. Los últimos minutos fueron de trámite, pero dio tiempo todavía al segundo tanto de Klose. Demirel despejó mal y le regaló al punta del Bayern el último y definitivo tanto. Löw entonces le premió con un cambio para que se marchase ovacionado. Como Ozil, que se fue tocado...
Sáb Oct 09, 2010 11:01 am
